Los Ecologistas recuerdan que el civismo constituye el conjunto de cualidades que permiten a los ciudadanos vivir en la ciudad, es decir, vivir en comunidad, respetando unas normas de convivencia pacífica, aceptando las reglas del juego de la democracia y los derechos fundamentales o los valores constitucionales.
Los incivicos son los que afean la ciudad privándola de su encanto. Los que la ensucian, o que dejan que sus perros lo hagan, los que pintarrajean sus muros, los que hacen ruido con su música o con sus vehículos o con sus pitos o con sus reparaciones locativas los fines de semana, los que se pasan los semáforos en rojo, o no respetan los pasos peatonales o se estacionan en los andenes, los que cruzan las calles por la mitad, los que demuelen construcciones sin permiso, tiran todo tipo de residuos sin ninguna consideración…
Generalmente la policía local se suele encargar de situaciones de este tipo… La policía (local) debe trabajar desde la proximidad, entendida como el conocimiento de la sociedad a la que se sirve y actuando para favorecer la una buena convivencia. Una policía más próxima a la ciudadanía y que forme parte de la vida rutinaria de la población, además de que se haga respetar las leyes, transmite seguridad y confianza al ciudadano.
Los Ecologistas señalan que el civismo (del latín civis, ciudadano y civitas, civitatis, ciudad) o urbanidad se refiere a las pautas mínimas de comportamiento social que nos permiten convivir colectivamente. El civismo nace de la relación del hombre con su localidad, nación y Estado. Por lo que siendo cívico tendremos una mejor convivencia y calidad de vida.